EL PERFUME O LA INCAPACIDAD DE OLER EL AMOR

En cierta ocasión me prestaron un libro intitulado El Perfume con la respectiva sugerencia de  leerlo completamente, ( autor alemán Patrick Süskind), bajo la excusa de poder evidenciar una situación específica, y que según esa persona, retrataría lo que  yo debía saber, ya que el percibía  que olía algo feo, que no le gustaba en ese momento. Sin lograr entender ni el propósito ni la insistencia en su lectura, me lo bebí , literalmente y posteriormente se lo devolví esperando compartiera su opinión y análisis cuando lo comentáramos. Cuestión que nunca  fue así. Les  confieso que no entendí nunca hasta hoy, la relación de la situación aludida con el libro, ya que en éste se narraba la historia de un asesino y sus abominables formas de matar. Pero debo decir que en contexto, este asesino nació en la Francia del siglo XVIII , donde todo era de mal olor, poco concebible para el hombre moderno, aqui un extracto: "Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtiderías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada". Hasta aqui entiendo la metáfora de lo que quería transmitir, supongo que lo que pasaba en ese momento tenia esa connotación de que no se sentía a gusto o incómodo y todo le olía mal. Voy más allá y leyendo sobre la historia del asesino  descubrí, casi luego veinte años después, un revelador hallazgo en el que ambos tenían mucho en común: su desprecio por las personas  y  todo les apestaba; y aunque se sentían superiores en sus oficios, renegaban de sus orígenes, pasando por una infancia dura, plagada de sacrificios, convirtiendo sus carencias en resentimientos y complejos.

Me quiso dar una lección quizá, pero lo triste fue su revelador testimonio, su atormentado autoretrato gritado a mil voces, que al igual que el asesino lo perseguirá siempre.

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