NO MERECEMOS TRISTEZA, DEFENDAMOS LA ALEGRIA



El stress ya forma parte de nuestra cotidianidad y pareciera que no quisiera abandonarnos. Es la excusa, la justificación perfecta de nuestras conductas. Explosiones, gritos, discusiones, manifestaciones cutáneas, enfermedades sicosomáticas, cambios de humor, de carácter, perdida de amistades, etc. Pero mas allá, logramos percibir rostros taciturnos, autómatas, caras largas. Expresiones, tristes, apáticas…En fin pareciera una Obra plasmada por Paul Cezanne, de aquellas impregnadas de melancolía impresionista. Pareciera que esperaran algo, que acontezca algo, a la espera de instrucciones, de que alguien tome su timón y logre virar. Ante esta realidad lo único viable es proponerse con constancia, voluntad, disciplina y verdaderas ganas de cambiar, de ser una nueva persona. Nada de pesimismo, el pasado esta enterrado y es solo eso, y el futuro esta delante de nosotros, hay que reaccionar, no podemos seguir por la vida dando lastima, culpando a las circunstancias, a terceros, reconocer en que fallamos es lo mas sano, y sobre eso recapacitar. No podemos ni debemos sentirnos derrotados ni tenernos lastima ni mucho menos dar las cosas por perdidas, al contrario los golpes nos ayudan a ser mas fuertes, todo en la vida es cíclico, constante, y si nos estatizamos estamos perdidos. Fijarse metas continuamente es el compromiso que tenemos de ser mejores, de evolucionar y no preferir paralizarnos para mantenernos en la ignominia, escondidos, o huyendo, eso seria más fácil y menos doloroso. Pues no, hay que dar la cara, aceptar que se cometieron errores y enmendarlos, sin miedos, sin traumas porque no hay excusas. El ignorar situaciones o hechos nos hace ineptos e incapaces de afrontar la verdadera realidad. Nos hace falta madurar, tener más firmeza, más arrojo, más carácter. Por ello te invito a que te des una segunda oportunidad, que te comuniques, que exteriorices tus emociones, que salgas de tu nicho y retomes tu vida al mando de tus propias riendas y le des el sentido que debe tener, para así recobrar la alegría de vivir, erigiendo el rostro sin vergüenza para alcanzar el triunfo y encontrar la verdadera paz. Me permito transcribir algunos extractos de la obra “Defensa de la alegría” del poeta Mario Benedetti, “…Defender la alegría como una trinchera/ defenderla del caos y de las pesadillas/ de la ajada miseria y de los miserables /de las ausencias breves y definitivas/defender la alegría como un atributo/ defenderla del pasmo y de las anestesias/ de los graves diagnósticos y de las escopetas/ defender la alegría como un estandarte/ defenderla del rayo y la melancolía/ de los males endémicos y de los académicos/ del rufián y del oportunista/ defender la alegría como algo inevitable/ defenderla del mar y las lagrimas tibias/ de las buenas costumbres y de los apellidos/ del azar también/ también de la alegría.” Ahora limpia tu alma, enjuaga tus lágrimas, libérala de las penas y comienza ya a construir un nuevo mañana….

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