Trasciende...


En la búsqueda de trascender, el ser humano no debe ambicionar tanto un deseo de inmortalidad como el anhelo de que su vida haya servido para algo. A muchos les pasa que les llega el momento de necesidad de ser reconocidos en su profesión, en su grupo de amigos en la sociedad, y si no encuentran se desesperan o se enfrentan a su entorno de rencor. Es jactancioso y hasta absurdo, pretender ser especial, eso en un don innato, no lo fabricas, es una cualidad tácita en quien la tenga, y empeñarse muchas veces en serlo, solo conseguimos ser vulgares. Las personas verdaderamente especiales son las que pasan por el mundo de puntillas sin querer llamar la atención. Es por ello que nos fijamos en ellas y le admiramos. Son una combinación de humildad y don de servicio. No es necesario escribir memorias, inventar modelos nuevos de abrelatas, o descubrir astros en el universo, para pasar a la posteridad. Todos nuestros actos son trascendentes, cada vez que lo hacemos, abrimos un espiral de causas y efectos de alcance universal .No hay acto ni decisión que caiga en saco roto, como las fichas de dominó, continuamente ponemos el mundo en movimiento. Tratemos siempre, en lo posible de no pensar tanto en nosotros mismos, y darle un espacio a los demás, siendo dúctiles, y no ser orgullosos ni engreídos ni vanidosos, esas en vez de malas conductas o poses, solo nos llevan a que nos apartemos mas de los demás. SI actuamos bien, estaremos generando armonía, esperanza, y compasión...

“La eternidad está escrita en los cielos” (Edward Young)

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