SER PADRES

El papel de padres que nos toca al traer hijos al mundo, debemos asumirlo con responsabilidad y sobre todo con corazón, aun cuando como Michael Levine sostiene que tener hijos no los convierte a uno en padres, del mismo modo que tener un piano no lo vuelve pianista. Y es que nuestros hijos son la proyección misma de nuestros sueños, virtudes y errores. Ellos son nuestra continuidad, pero cuando presentan problemas, debemos mirarnos a nosotros y buscar los porque, pues en ellos se reflejan tanto lo bueno como lo que no. El primer paso es entender que existe un problema, y que muchas veces somos la causa. En estos tiempos resulta cuesta arriba, formar hijos, así que educarlos, y entenderlos puede ser más difícil todavía. Somos sus primeros maestros, cualidad innata que debe perdurar en nosotros. Escucharlos siempre, colocarse en su lugar debe ser prioritario, porque somos los más idóneos para aconsejarlos, y debemos convertirnos en sus grandes amigos, antes que sus críticos. No sin olvidar que la disciplina, el ejemplo y la autoridad privan sobre cualquier otra norma. Lafcadio Herranz expresó que ningún hombre puede saber qué significa la vida, el mundo, cualquier cosa, hasta que tiene un hijo y lo ama. Entonces todo el universo cambia y nada es exactamente igual que antes. De los hijos aprendemos el oficio de padres, pues no hay otra forma, ya que no existen manuales ni libros que nos enseñen a ser padres o madres, siempre bajo la convicción de querer lo mejor para ellos, y que sean mejores que nosotros. “Antes de ser maestro, soy padre; antes de padre, soy amigo; antes de amigo, soy exigente; antes de exigente, soy realista, antes de realista, soy tolerante, antes de tolerante... soy humano…”

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