El trágico Club 27


Sin duda alguna que la fama sin escándalo no vende, y casi siempre es aprovechada para explotar al artista y obtener grandes beneficios. El mundo del espectáculo aun cuando es alucinante, poderoso y hasta glamoroso, cobra con creces los errores y excesos con que se esgrima. Pocos han sabido manejarse con atino, pocos han sabido burlar la línea que separa la fama a la cordura, porque la industria es eso, vender a cualquier precio, incluso a costa de la vida misma, porque no hay escrúpulos ni conciencia. Si bien el artista se debe a un público debe prepararse para brindar todo sin errores, olvidan que son humanos y como tales al no saber manejar la notoriedad y popularidad subyacen al mundo de las drogas y el alcohol para sobrellevar la plasticidad y la presión que se esconde detrás de bastidores. Con tristeza hemos visto desfilar grandes nombres rutilantes, por sus grandes cualidades, ingenio y talento reconocidos, que no lograron remontar la cresta de la ola de la fama como fueron Jimi Hendrix, Janis Joplin; Jim Morrison, Kurt Cobain, y recientemente Amy Winehouse, vidas polémicas, rebeldes, y siempre rodeadas de escándalos tuvieron en común que en la cúspide de sus carreras encontraron la muerte a los 27 años.

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