95 AÑOS DE MADIBA AL SERVICIO DE LA PAZ
Sudáfrica vivía un conflicto social y racial profundísimo desde 1948, año en el que el Partido Nacional instauró el apartheid
(que en lengua afrikáans significa separación), un abominable sistema
jurídico y social que privilegiaba a la raza blanca, reprimía
salvajemente a la oposición y marginaba a los negros prohibiéndoles el
voto, la educación y la libre circulación por su propio país, entre
otras cosas. El joven Nelson Mandela comenzó a liderar los movimientos
de resistencia y en 1962 fue arrestado y condenado a cadena perpetua. En
prisión continuó combatiendo al régimen y se convirtió en el líder
negro más famoso de su país. Permaneció 27 años en la cárcel, hasta 1990. 27 largos años hacinado,
maltratado y obligado a trabajar bajo el sol en condiciones
infrahumanas. Las condiciones en que el régimen del apartheid tenía a sus
prisioneros políticos en aquella isla rodeada de remolinos y tiburones,
frente a Ciudad del Cabo, eran atroces. Una celda tan minúscula que
parecía un nicho o el cubil de una fiera, una estera de paja, un potaje
de maíz tres veces al día, mudez obligatoria, media hora de visitas cada
seis meses y el derecho de recibir y escribir sólo dos cartas por año,
en las que no debía mencionarse nunca la política ni la actualidad. En
ese aislamiento, ascetismo y soledad transcurrieron los primeros nueve
años de los veintisiete que pasó Mandela en Robben Island. Pero al ser liberado no predicó venganza, sino
reconciliación, tolerancia y amistad, motivo por el cual ganó el Premio Nobel de la Paz en 1993. Y con su mensaje de paz consiguió ganar las elecciones en 1994,
liderar una transición política pacífica y crear un sistema democrático
multirracial. También hizo algo inusual en un político con éxito:
abandonó el poder en 1999 y una vez logrado su objetivo, se dedicó a
trabajar por los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Aunque la desigualdad en Sudáfrica no terminó de la noche a la
mañana, Mandela evitó el desencadenamiento de una guerra civil. “Fue un
milagro”, “un caso casi único en la historia: una
sola persona, extraordinaria, Nelson Mandela, consigue llevar a cabo una
empresa que está más allá de la imaginación”.Activista, líder político y héroe mundial de la paz, la vida de Nelson Mandela
(Sudáfrica, 1918) debería ser un ejemplo para los dirigentes actuales.
El periodista polaco Ryszard Kapuściński, que fue uno de los mayores
conocedores y divulgadores de la historia del continente negro, le
definió como "uno de los padres de África" y "el hombre que terminó con
la segregación racial en su país". Mandela es el mejor ejemplo que tenemos —uno de los muy escasos en
nuestros días— de que la política no es sólo ese quehacer sucio y
mediocre que cree tanta gente, que sirve a los pillos para enriquecerse y
a los vagos para sobrevivir sin hacer nada, sino una actividad que
puede también mejorar la vida, reemplazar el fanatismo por la
tolerancia, el odio por la solidaridad, la injusticia por la justicia,
el egoísmo por el bien común, y que hay políticos, como el estadista
sudafricano, que dejan su país, el mundo, mucho mejor de como lo
encontraron." fueron palabras de elogio para con Mandela provenientes de Mario Vargas Llosa.
ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
17/07/2013
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