EL TITANIC: A 100 AÑOS DE UNA TRAGEDIA
Fue el 14 de abril de 1912, poco antes de la medianoche, cuando el "Titanic" chocó contra un iceberg. Unas tres horas después, el entonces mayor barco del mundo se hundió en las profundidades heladas del mar, convirtiéndose en la tumba de alrededor de 1.500 personas. Ningún superviviente está vivo hoy día. Sin embargo, el naufragio permanece en el inconsciente colectivo. No hay quien no haya imaginado alguna vez cómo deben haber sido esas horas: en primera clase, la vajilla comenzó a caerse de las mesas; la orquesta siguió tocando hasta el final y en las cubiertas bajas, quienes habían comprado los pasajes más baratos murieron primero. Pero ¿de dónde viene esa fascinación que ejerce el "Titanic"? "Hay muchos motivos", explica John Wilson Foster, profesor emérito de Belfast y autor de varios libros sobre la legendaria embarcación. "A fin de cuentas, fue el hundimiento del entonces mayor crucero del mundo y hubo 1.500 muertos", dice. A bordo del barco de vapor viajaban más de 2.200 personas. También es clave que la lista de pasajeros fuera tan variada. "Esto llevó a que el barco sea visto como microcosmos de la sociedad europea y estadounidense de esa época", afirma. En primera clase viajaban algunos de los hombres más ricos del mundo. "El barco ofrecía un simbolismo que los comentaristas y artistas no tuvieron más que retomar. La lista de pasajeros también era muy variada culturalmente, había escritores, pintores, modistos y actores a bordo. El elenco de esta tragedia, que en parte se convirtió en melodrama, nunca fue mejor en la historia de las catástrofes navieras", añade. Aun cuando su viaje inaugural levantó toda una especie de fascinación, se habian tejido muchas historias previas que aun giran en el tiempo, unas proféticas como la aparecida en El Daily Mail que da cuenta de una asombrosa coincidencia, relacionada con la pérdida del Titanic, y que se refiere al hecho de que la catástrofe había sido profetizada, aunque sólo, como es natural, en el terreno de la fantasía, desde hace varios años. Y no se trata de una de las famosas predicciones de Mme. de Thebes, sino de textos contenidos en una novela publicada hace catorce años por el escritor de los Estados Unidos Morgan Robertson, con el título Futility. Basta saber que en el libro se habla de un transatlántico llamado Titán verdadero monstruo de los mares, y que como el Titanic, desplaza 45.000 toneladas, y lo mismo el barco de la novela que el que ahora acaba de naufragar, era considerado como insumergible y como compendio y resumen de los progresos náuticos. Pues bien, Morgan Robertson hace naufragar también al Titán de su novela y precisamente en el mes de Abril, en el Océano Atlántico y a consecuencia de haber chocado con un enorme iceberg en un banco de hielo. Esa noche fatidica , en popa la orquesta estaba tocando una pieza de moda: Otoño. Un sobreviviente relató lo que vivió aquella noche: “A nuestro lado, en todas direcciones, se veían escenas terribles. Había cientos de hombres que nadaban y desaparecían bajo el agua. No podíamos socorrerlos, porque la embarcación estaba muy recargada y parecía que iba a hundirse. Las olas me pasaban por encima de la cabeza. »Mientras mirábamos a todos lados, buscando la luz de un barco, uno de los náufragos preguntó: “¿No creéis que debemos “rezar”?” El hombre que hizo esta proposición interrogó a los otros cuál era su religión. Uno dijo: Católico; otro, metodista; otro, presbiteriano. Se convino en que el Padrenuestro era la oración más apropiada, y lo rezamos a coro. Parecía que el corazón se nos había subido a la garganta. »Pocos minutos después vimos que se acercaban unas luces; ya no me ocupaba de nada. El Carpathia nos recogió".
ISABEL
VIRGINIA CHIRINOS FLORES
16/04/2012
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