DIOS



Dios ha conseguido realizar la sorprendente proeza de ser adorado pero invisible al mismo tiempo. Millones de personas lo describen como un padre con barba blanca sentado en un trono en el cielo. (esta imagen aparece una sola vez en el libro de Daniel). Y aunque la fe es lo que sustenta la presencia de Dios, en cualquier búsqueda, tratamos de ver sus huellas en el mundo material. En Occidente fue obvio que tuvo algún tipo de presencia, que en hebreo significa Shekhinah, y que es la luz, o radiación, el halo alrededor de los ángeles. Dios no es una elección sino una necesidad, bien como lo dijo el filósofo William James: “la naturaleza humana contiene un deseo de creer en algún poder superior. En los libros de Moisés Dios no tiene forma humana; es omnipresente, omnisciente y omnipotente. Omni significa todo. El misterio de Dios es el misterio del mundo. La fe es la forma de abrir las líneas de comunicación, que son la plegaria o la esperanza, mas allá de lo natural. A través de la meditación por mantra (meditación trascendental) los yoghis son capaces de reducir su ritmo cardíaco y permanecer casi sin respirar, consiguiendo experimentar paz interior, éxtasis y una unidad con Dios. ¿Cómo encontrar a Dios? La Biblia dice: “Buscad el reino de los cielos en vuestro interior”. Los hindúes realizan esta búsqueda espiritual de Dios que termina en la iluminación, Los Shiva Sutras, describen más de cien maneras de trascender; los budistas se miran fijamente el ombligo para enfocar como un solo punto de concentración. Dios se mide por el hecho de seguir centrado en uno mismo, lo que da claridad y clama. El mal se mide por la perturbación que causa la claridad y trae confusión, caos e incapacidad para ver la realidad.
Todos llevamos el estigma de la culpa y la venganza. El pecado es algo incorrecto que deja una impresión. En Oriente, a cada acto que deja una impresión se le llama Karma, y no acarrea culpa, resultando bueno o malo. El universo en la liberación de las influencias kármicas, el final de la danza de los opuestos. Los agnósticos sostenían que Dios existe enteramente, dentro de si mismo, y el Padre, el hijo y el espíritu Santo eran solamente aspectos de la conciencia.

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