LA INSOPORTABLE INCONFORMIDAD DEL SER
Quien no ha sentido en un momento de su vida, perdidamente insatisfecho, que puede decir que no ha saciado todos sus deseos, anhelos, sueños y expectativas?
Eso siempre está en función de las metas, de lo que se quiere llegar a ser en un momento dado.
Entonces surge la montaña que hemos escogido para escalar, frente a nosotros, tentándonos y probándonos, y que nos invita a escoger entre yacer inmóviles, y somnolientos por la borrachera de las metas cumplidas, desde la zona de nuestra comodidad o a enfrentarnos a la cúspide que nos alienta a sacar lo que todavía tenemos para ir en su búsqueda. Muchas veces la insatisfacción, o el sentido de la felicidad "hueca" se deba quizá a una concepcion errática de una realidad artificial, que nos lleva al enojo y a la soledad .
No se trata de mera obliteración o pesimismo, el hombre está obligado a alcanzar un estado de felicidad que le permita sentirse a placer con lo que tiene y con lo que no. Es decir disfrutar los momentos sin tener que comparar, emular o evocar. Eso sería el sufrimiento, y de allí a esa dolorosa decepción.
Sopesar entonces si quedarnos en donde no tengamos que sentir pesar o retracción por decisiones que dieron paso a lo que somos.
Es oportuna y valga aquí la reflexión, de carácter filosófico de derrumbar mundos pero llamar a la creación de otros nuevos. Si alguno de ellos hace tocar un nuevo nivel de insatisfacción invitando a reconsiderar lo que le place y lo que le disgusta, siga ese camino. No abandone la inconformidad fecunda.
Y como pensaba Nietzsche : "Qué es bueno? Todo lo que aumenta la sensación de poder, la voluntad de poder, el poder mismo. ¿Qué está mal? Todo lo que nace de la debilidad. ¿Qué es la felicidad? La sensación de que el poder está creciendo, de que se supera esa resistencia".
Isabel Virginia Chirinos Flores
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