De la ingratitud...

Voy más allá , la ingratitud es la incapacidad de reconocer en los demás que sin su ayuda o apoyo hemos franqueado dificultades que en cualquier momento las hemos sufrido. Muy común y la más dolorosa es la ingratitud de los hijos, a quienes vemos como nuestra versión mejorada, la inefable, el espejo que nos refleja que los errores cometidos no van a repetirse en ellos, es nuestra capacidad de superación, es el deslastre de todos nuestros errores , es la huella de nuestra trascendencia y un regalo para el mundo. Pero nos timbramos cada vez que pecan de humildad, se creen un poco o mucho, autodidactas y quieren siempre ordenar o ser quiénes nos rigen la vida , quizá por la confianza en demasía o porque creen saberlo todo, entonces se vuelven manipuladores, quieren gobernar nuestro pensamiento y directrices , cuando sus humos productos de los egos super voladores propios de la juventud, hay que llevarlos a tierra con frecuencia, y hacerles ver que la vida te exige esfuerzo y constancia, pero sobre todo sacrificios , y es a ese precio se conquista el éxito, y no pateando sentimientos ni exigiendo sin dar a cambio muestras de madurez y aprendizaje . En la medida que sepamos nuestra posición en la vida , ello determinará nuestro rol, y no podemos traspasar de padres a hijos o viceversa las responsabilidades que cada quien tiene que cumplir , y que tienen su mision impostegable de llevar cada uno a cabo con esmero , con dedicación , con humildad y sobre todo con el reconocimiento de los méritos propios ,para valorar en su justa medida , lo que somos.
Isabel Virginia Chirinos Flores
28/02/2016
Isachi63@gmail.com
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