LA CULTURA DE LA QUEJA



Quejarse es el pasatiempo de los incapaces - Hugo Ojetti


Decía  Sèneca: “Guardaos de agravar vuestros males y de empeorar vuestra situación con vuestras quejas. El dolor es leve cuando no lo exagera vuestra opinión.” Saltar como actitud. Transformar  para desafiar las reglas. “Saltar antes que caer” . La caída parece ser un tema cotidiano y más en los tiempos que corren. Pero antes, saltar. ¿Qué puede impulsarnos?  Imagina que estás harto. ¿De qué? Nada nuevo y un poco de todo: de cómo funcionan las cosas, de cómo nos alimentamos de basura, de la escasa generosidad, de la manera en que se hacen las cosas para obtener cada vez más provecho, más éxito, más de lo que sea, de la sociedad moderna y el mínimo espacio para respirar. Imagina que estás bastante harto de cómo funciona tu país, de la corrupción, de la inseguridad, de la escasez, etc.  Y del mundo, también. Miras hacia atrás y observas que tu país ha pasado por un periodo en el que han crecido las raíces de todo cuanto consideras negativo. Y así compruebas el lado oscuro de tu sociedad y tu cultura. Miras hacia el futuro y lo único que tienes claro es que algo, lo que sea, algo ha de ser esa pequeña piedra que se tira al lago. Se generan ondas y quizás alguna llegue hasta otra persona. ¿Quedarse de brazos cruzados? No es tu opción preferida. Te gusta opinar, lo haces a menudo, estás informado. Pero también necesitas ser coherente y que tus palabras estén materializadas en tus acciones. No basta con quejarse ni criticar. No basta con que la responsabilidad sea de otros. Hay una parte que es tuya y aunque no sepas exactamente cuál, la presientes y la temes. Lo que quieres es algo de verdad, ser coherente, algo que tenga significado. Estás  harto también de que la gente se queje y no haga nada. Estás harto de que todo el mundo espere. Tú no quieres esperar. Estás harto de esperar…Hoy sufrimos de un quejido monotemático, todos se quejan, en todas las colas, en el automercado, en la farmacia, en el hospital, en los taxis, en fin es lo que nos une, la queja y la crítica. Pero no basta quejarnos, tenemos que hacer por corregir lo que está incorrecto, lo que no nos gusta. Si transformamos la queja en acción, podemos revertir nuestro panorama sea  cual sea. No podemos seguir como en el proverbio chino, cavando para salir del hoyo, cavando en este sistema injusto que tanto nos desprecia. Para salir del hoyo, hay que coger impulso, dar un salto y recorrer otros caminos. El cambio que queremos lo debemos generar nosotros mismos, para transformar nuestro presente, y también nuestro futuro. Con cierta frecuencia la reacción ante hechos sorprendentes por su discordancia con lo que consideramos ético, manifestamos un  escándalo y es una reacción primaria, luego pasa y terminamos acostumbrándonos  a todo. Sin embargo eso no basta. La cultura se construye con nuestra participación, o sin nuestra participación, pero se va construyendo. El reto, desde el punto de vista ético y logí­stico, es decidir qué aporta uno a esa construcción. No nos conformemos  con mirar, o con pasar de largo,  Participar en la sociedad implica dedicar tiempo, así  como de nuestro  esfuerzo  Cada uno tenemos 24 horas,  energí­as fí­sicas y mentales, Todo esto lo debemos dedicar a las metas que elegimos. La pregunta es cuánto dedicamos a difundir una cultura de la vida? Hay una gran multitud de iniciativas, pero también hay mucha gente, que no ha pasado de la queja a la implicación en algo, al  trabajo, a aportar ideas, a luchar por lo que necesitamos para construir una sociedad mejor.

ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
06/05/2015

Comentarios

Entradas populares