RESPUESTAS...
Son numerosas las personas que se quejan a lo largo de su existencia de que les va mal, que no han tenido suerte, que su vida es una desgracia . ¿Porque a mi? ¿Porque yo?
En verdad y no se puede ocultar, es que hay problemas que no podemos resolverlos nosotros, que escapan a nuestras posiblidades y es por ello que lucimos impotentes y frustrados. En el universo, el gran regente de todo, y que està vinculado a la ley natural que se caracteriza por ser evidente e inmutable, determina lo que somos e influye de manera exacta en nuestra vida. Bien y mal, ying-yang, positivo-negativo, y todas las demás
dualidades conforman el mundo de tercera dimensión en el que nos
movemos. Lo positivo necesita a lo negativo, y lo negativo necesita a
lo positivo, la polaridad los atrae y repele al mismo
tiempo, conformando la neutralidad, el equilibrio, el punto medio. Sin
esa neutralidad no podrían convivir dos fuerzas opuestas, dos polos .Ese equilibrio perfecto no es mero azar, es ahí donde la Gran Conciencia entra en acción. Es por ello que somos la consecuencia de nuestros actos, y solo si comenzamos a cambiar nuestro comportamiento también comenzaremos a
hacernos diferentes. Ésta es la raíz de todos problemas. Cada instante de la vida presenta una
serie infinita de posibilidades. La esencia de la ética budista reside en el hecho de que el
comportamiento condiciona al ser. Sin embargo, no sólo importan nuestros
actos. El estado mental que nos impulsa a obrar es crucial. Para los orientales lo que importa es el estado mental, la voluntad que se esconde detrás de
la acción. El budismo no habla en términos de correcto o incorrecto,
bueno o malo, sino que trata de intenciones positivas o negativas. La
voluntad positiva, basada en la generosidad, el amor y la claridad,
produce resultados positivos desde el punto de vista kármico, nos aleja
del engaño y nos conduce hacia la iluminación. La voluntad negativa,
basada en la codicia, el odio y la ignorancia espiritual nos mantiene en
el samsara, girando en una rueda infinita de dependencia repetitiva y
habitual. Significa que si obramos con malas intenciones cosecharemos frutos podridos, de mala calidad, que nadie querrà comerlos, pero por el contrario si nuestras intenciones son buenas, la cosecha serà de gran provecho y los frutos mejores. DIcho de manera mas coloquial: tenemos libre albedrio para vivir como mejor creamos, y somos responsables de todo lo que hagamos o dejemos de hacer, y podremos transgredir las leyes, tanto las naturales como las humanas, pero al final el mismo universo se encarga a colocar a todos en su lugar, Dios como el artifice de un todo, ve nuestras acciones, y como el Juez principal tiene que impartir justicia divina, porque todo tiene su contraprestaciòn, ve los corazones, lo esencial, y por muchos que nos escondamos en vanas investiduras, falsos títulos o nos disfracemos, igual tenemos que sopesar en la balanza lo que hemos sido, lo que hicimos corrrecto o no, lo que ignoramos, nuestros aciertos y errores, y entonces sabremos todas las respuestas...
ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
20/07/2014
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