EL SINDROME DE ESTOCOLMO
Desde la perspectiva psicológica,
este síndrome es considerado como una de las
múltiples respuestas emocionales que puede presentar
el secuestrado a raíz de la vulnerabilidad y
extrema indefensión que produce el cautiverio,
y aunque es una respuesta poco usual, es importante
entenderla y saber cuándo se presenta y cuándo
no". Recuerdan a Patricia Hearst, hija
del magnate de la prensa norteamericana Randolph Hearst, secuestrada
a principios de 1974 por el Ejército de Liberación Simbionés? La joven terminó enamorándose
de uno de los secuestradores y se unió al grupo de revolucionarios,
participando en atracos armados, hasta que fue capturada y sentenciada,
aunque el presidente Jimmy Carter la indultó posteriormente Lo que se observa en la mayoría de los casos es una especie
de gratitud consciente hacia los secuestradores, tanto en los
familiares como en los individuos. Agradecen el hecho de haberlos
dejado salir con vida, sanos y salvos y a veces recuerdan -
sobre todo en las primeras semanas posteriores al regreso -
a quienes fueron considerados durante ese trance o tuvieron
gestos de compasión y ayuda. Es comprensible, bajo estas
circunstancias que cualquier acto amable de los captores pueda
ser recibido con un componente de gratitud y alivio. Según los expertos en psiquiatría, "el llamado
síndrome de Estocolmo sólo se presenta cuando
la persona se identifica inconscientemente con su agresor, ya
sea asumiendo la responsabilidad de la agresión de que
es objeto, ya sea imitando física o moralmente la persona
del agresor, o adoptando ciertos símbolos de poder que
lo caracterizan". Cuando alguien es retenido contra su voluntad y permanece por
un tiempo en condiciones de aislamiento y sólo se encuentra
en compañía de sus captores puede desarrollar,
para sobrevivir, una corriente afectiva hacia ellos. Esta corriente
se puede establecer, bien como nexo consciente y voluntario
por parte de la víctima para obtener cierto dominio de
la situación o algunos beneficios de sus captores, o
bien como un mecanismo inconsciente que ayuda a la persona a
negar y no sentir la amenaza de la situación o la agresión
de los secuestradores. Caso similar al vivido por Ingrid Betancourt quien fue secuestrada y encadenada por un periodo de 6 años en la selva colombiana por paramilitares colombianos, y quien al final ,a pesar de su cautiverio en contra de su voluntad, mantuvo una relación con uno de sus captores, persiguiendo el objetivo de poder persuadirlos y quedar liberada; y recientemente manifestó estar dispuesta a perdonar a su carcelero.
El síndrome de Estocolmo sería entonces una suerte
de mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no
puede responder la agresión de los secuestradores y que
se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock
emocional. Así, se produce una identificación
con el agresor, un vínculo en el sentido de que el secuestrado
empieza a tener sentimientos de identificación, de simpatía,
de agrado por su secuestrador.
ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
14/07/2013
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