AL FINAL DEL CAMINO, VOLVER A EMPEZAR
Cuando
imprimimos el primer grito y abrimos los ojos a la vida, a casi todos
nos esperan con alegría y expectativa, celebran nuestra
llegada...entonces la vida es bella, todos nos quieren tener,
abrazar, cargar, nos amapuchan...en fin. Nos velan el sueño, nos
bañan, nos alimentan, y les alegra que estemos en sus vidas.
Comenzamos a pronunciar palabritas, damos pasitos...Luego vamos
creciendo, vamos a la escuela, luego a la universidad, nos
enamoramos, formamos familia... Pero como todo, al pasar los
años, vamos al principio de nuevo, nos miramos en los hijos, y
queremos que sean mejores de lo que fuimos, que tengan las
oportunidades que no tuvimos, los protegemos, los sostenemos
siempre... Y es cuando en las medianidades de de su caminar, se
convierten en seres frágiles, cuando antes se preciaban de
invencibles, incansables, y se les arruga el corazón ante cualquier
injusticia o maldad, son mas vulnerables y hasta pacientes. Caminan
mas despacio, escuchan menos, se vuelven friolentos, y la soledad y
los recuerdos son sus compañeros...Nadie quiere llegar a la vejez,
y menos aceptarlo, ya los demás los van dejando de lado, son carga
y hastío...Se les arruga la piel, el cabello se tiñe de
plata, la voz ya temblorosa, las manos frías...las mismas que
fueron sostén y abrigo...Tenemos que retratarnos en ellos queramos o
no, y tratar de devolverles un poco de los mucho que recibimos
de ellos, amándolos, respetando su dignidad, escuchándolos aun
cuando lo hagan mil veces, sin rabia, sin cansancio, con amorosa
paciencia llevándolos de la mano como una vez hicieron con
nosotros...
ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
30/01/2013
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