JACINTO CONVIT VENEZOLANO DE EXCEPCION
Es una
extraña sensación que la que percibo cuando me adentro a conocer más de los
hombres que escriben la historia de este, mi país, y aun mas, cuando pareciera que no
existen los suficientes argumentos para
subir los ánimos y autoestima, dentro de
este clima de cosas negativas, y crisis en que estamos sumidos, emerge este gran investigador, y gran humanista, el cual me recuerda que no
todo está perdido, pues existe gente
valiosa y muy buena. Me refiero en esta ocasión al Doctor Jacinto Convit, quien
ha dedicado casi 70 años de su vida a la investigación y al trabajo constante
para hacer de la medicina, más que una rama del saber humano, una vía para dignificar
la vida de quienes padecen alguna enfermedad. Jacinto Convit García nació en Caracas, Venezuela el 11 de septiembre de
1913 es un médico y científico venezolano, reconocido por desarrollar la
Vacuna contra la Lepra y por sus estudios para desarrollar una cura contra
diversos tipos de Cáncer. Posee alrededor de 45 condecoraciones otorgadas por
diversas universidades venezolanas y extranjeras. Hijo de un
inmigrante español de origen catalán nacionalizado venezolano Francisco Convit
y Martí y de madre venezolana Flora García Marrero, de origen canario, nacido en
la Parroquia La Pastora, Municipio Libertador de Caracas. Inició sus estudios
en el Liceo Caracas. De su infancia en la apacible parroquia de La Pastora, en
Caracas, Venezuela, al cobijo del cerro El Ávila, atesora dos imágenes. La
primera de ellas: la Tía Teté, Enriqueta Callejas, quien vivía con la familia,
y que a decir de un Convit que se torna melancólico, “era un ser de esos que
forma parte de la historia que pasó y no se volverá a repetir”. La otra remite
a la miles de mariposas que bajaban de la montaña e inundaban las calles con su
aleteo amarillo, y con las que se entretenía, especialmente en las vacaciones
escolares. “… ¡Eso sí era una belleza. Era la vida y punto! Nosotros las
cazábamos con unas mallitas improvisadas. Con los años, leí a García Márquez,
‘Cien años de soledad’ estaba cogiendo fama. Cuando leí lo de las flores
amarillas, dije:¡Hum!, éste como que vi vio en La Pastora!”, como señala- En el
año 1988, los grandes avances en estudios epidemiológicos, le valieron una nominación
al Premio Nobel de Medicina, por el descubrimiento de la vacuna contra la
lepra, la cual resultó de la combinación de la vacuna de la tuberculosis con el
bacilo Mycobacterium leprae. Un año antes de esta nominación, Convit recibió en
España el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. El
28 Febrero de 2011 es condecorado con La
Legión de Honor, la más alta distinción honorífica de la República Francesa. En
la actualidad, lidera un equipo que desarrolla en el Instituto de Biomedicina,
una autovacuna contra el cáncer de seno, estómago y colon, el procedimiento es
basado en exploraciones con inmunoterapia. En conjunto con especialistas de la
Universidad Central de Venezuela es responsable de la elaboración de este
tratamiento experimental. Más allá de este eminente científico, lo caracteriza
su don de gente, humilde, padre de familia, filántropo, y que no sucumbió ante las invitaciones
adulantes de políticos, fue inmune a tantos lauros, permaneciendo su huella en
el tiempo como un medico que hizo su trabajo, y que a pesar de sus casi 99
años, todavía se siente capaz de seguir trabajando en pro de la humanidad.
Jacinto Convit representa ese orgullo venezolano que nos enseña que debemos ser
útiles y que el talento no se jubila cuando existe voluntad de trabajo y pasión
por lo que creemos, solo así lograremos remontarnos ante cualquier adversidad.
ISABEL VIRGINIA
CHIRINOS FLORES
05/05/2012
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