¿EN VIAS DEL PROGRESO?
Los conceptos de progresista y progresismo
nacieron, en el contexto de la Revolución Liberal del siglo XIX, para designar
a los partidarios de la idea de progreso, el cambio social y las
transformaciones económicas, políticas e intelectuales, frente a los
partidarios del mantenimiento del orden existente (tanto los reaccionarios
partidarios de la vuelta al Antiguo Régimen, como los conservadores o moderados
partidarios de distintas formas de compromiso lampedusiano entre lo
viejo y lo nuevo). Mientras que el término opuesto a reaccionario es
revolucionario, el término habitualmente contrapuesto a progresista
es conservador. Estos términos como progreso, cambio social, revolución,
nos son harto familiares, solo que son meros nombres, mas no en contenido. Nos
los vendieron como bandera para un cambio radical, y todo quedó en el discurso.
No podemos hablar que en nuestro país haya habido progreso alguno, cuando por
el contrario, nos hemos sumido en un estancamiento a todo nivel. En el
mundo contemporáneo, el progresismo tiene ejemplos concretos ampliamente
exitosos. El modelo sueco del bienestar; el milagro económico irlandés; la
España de Felipe González. En el mundo de hoy el progresismo encuentra un
formidable ejemplo en el modelo brasilero de Lula Da Silva. Un dirigente
político que salió de de las filas obreras del colectivismo y desarrolló un
ambicioso y flexible programa de desarrollo social que ha permitido a millones
de personas salir de la pobreza, acompañado de un dinámico sector privado que
puso a su país entre las primeras economías del planeta, con un desarrollo
industrial asombroso y un entorno económico estable. Lo propio hicieron en su
momento los uruguayos, los gobiernos de El Salvador y Perú; Costa Rica, Chile y
México. Naciones que hace rato tiene un dinamismo económico muy superior al nuestro
en casi todos los aspectos. Venezuela dista mucho de emparejarse con estos
países, y va rezagada, es por ello que urgen políticas idóneas para
apuntalar hacia un verdadero desarrollo dentro de un marco democrático que nos permita apostar por el pleno
empleo, seguridad, educación de alto nivel, reactivación del sector industrial,
apoyado en la empresa privada, así como
un modelo económico que incluya el turismo, el agro y pesca. Sólo con un
país que lo construyan todos y para todos, sin distingos, abierto a todos los
sectores de la vida nacional, podrá enrumbarse a un futuro cierto
.
ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
06/05/2012
Comentarios