La ley del poder


Desde comienzos de lo que hoy es el mundo, el hombre siempre ha tenido gran afán de conquistar, de poseer más, de conseguir, no parece saciar sus ansias de poder en todos los sentidos. Antiguamente los jefes de tribus tenían el poder, político, militar, y sobre las mujeres también…Luego con las monarquías, los reyes han sido siempre los más beneficiados: muchos no iban a las guerras que eran para sumar feudos, los impuestos recaudados eran su base de sustento y de sus lujos. Después de tantas insurrecciones, de guerras y movimientos revolucionarios se logro en gran medida reivindicar derechos perdidos e implantar justicia. Sin embargo en los últimos cincuenta años, aun permanecían algunos gobiernos dictatoriales y ciertos caudillos que sobrevivieron a todo este movimiento libertario y de vientos de cambio. Aun cuando estamos en la era de la modernidad, de la tecnología, de la globalización, en donde todo se sabe desde la Patagonia hasta el gran cañón, hay quienes emulando y evocando héroes del ayer, pretenden continuar en pos de reinados absolutos, y concentración de poder en él mismo, olvidando la esencia misma de un mero cargo político social que se debe a un colectivo y no a intereses subjetivos. En este planeta tierra vivimos millones de personas que tienen ideas diferentes y que si cada uno hiciera lo suyo, sería mejor. No puede pretender un solo hombre planear, ejecutar, vigilar, corregir, y pensar por todos. Bajo la excusa de ideales o de sueños efímeros se construye toda una parafernalia y es vendida a incautos. Buscan la inmortalidad? Devoción? Admiración?...Cada vez querrán más y más y nunca llegarán a satisfacer sus egos…Diógenes, el filósofo griego era muy feliz, mucho más feliz que Alejandro Magno, incluso el mismo Alejandro Magno sintió envidia. Se cuenta que en cierta ocasión le dijo a Diógenes: “Si pudiera volver a nacer le pediría a Dios que me hiciera como tú”. Y Diógenes que andaba desnudo y con una lámpara le respondió riendo: Si yo tuviera otra oportunidad de volver a nacer, no querría ser Alejandro Magno, no soy estúpido. ¡Y por qué esperar otra vida? Puedes convertirte en Diógenes ahora mismo. Quítate la ropa y túmbate a mi lado, estoy tomando el sol, si te olvidas por completo de conquistar el mundo, puedes ser Diógenes en este mismo momento.”

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