ORDENAR EL IMAGINARIO

En este carrusel en que estamos montados los venezolanos, vemos y sentimos las noticias que nacen del rumor levantarse  como gigantes y volar a velocidades súper rápidas por redes sociales, y mas allá, a través de  tos teléfonos que  colapsan con tanta información que pone en vilo noches enteras, esperando un fin dualista: unos que termine la pesadilla, otros terminar de afianzarse en el poder, y continuar su modus vivendi. Este remolino que se hace en nuestras mentes, esta paranoia de ir del pesimismo a la alegría desbordada por la aparición de un piloto que abre esperanzas, pero que al mismo tiempo el escepticismo del que somos presa, muchos lo invaloramos, porque parecía la historia repetida de la tanqueta irrumpiendo en Miraflores, un dejá vu por cierto muy bochornoso,  o de un casi indigente producto de este Régimen decadente y opresor que dibuja perfectamente al país, a través de su gesticulación y estampa, y quien se autodenomina Miseria, lanzando al aire verdades como catedrales a la dictadura, y que logra arrancar los aplausos de la calle inundados de falsos positivos en donde lo que antes era incorrecto ahora pretende ser lo bueno e infalible, los actores cambian sus roles, de maquiavelicos a caperucitas , y el lobo logra esconder sus dientes. En estos últimos 90 días de protestas, arrecian las manifestaciones contra el régimen, pero a la par se desnuda también una violencia inédita, de un mazo ensangrentado que se estrella sobre el pueblo que se resiste a continuar mancillado, violado y derrotado; y que logran editar con sus excesos, hornos móviles de exterminio al mejor estilo nazi, gaseando a una veintena de estudiantes dentro de una cava herméticamente cerrada; y que esto seguramente en Núremberg lo hubiesen condenado.  Es una protesta que ha sobrepasado sus propias expectativas, hace caso omiso a sus organizadores, no tiene miedo ni hora ni conoce la palabra cansancio, todos los días protestan por lo mismo que es lo invivible que es el país, por múltiples causas, de que no hay alimentos, medicinas, salud, seguridad, etc. pero la principal es lograr sobrevivir. Y es cuando apelamos a una frase demoledoramente cierta, de como ordenar el imaginario, ese al cual todos los días lo fabricamos o ideamos  para alcanzar los objetivos, para reeinventarnos y en ese sentido al país mismo en aras de una salida que cada día vemos mas lejos o mas cerca según nuestras perspectivas individuales. Y aquí juega un papel vital eso que llamamos los laboratorios de información o desinformación, logrando durante todos estos años, desvirtuar la realidad, y construir desde esa maquinaria surrealista, el imaginario que día a día construyen a su antojo manejando los hilos del país y de nuestras mentes. Es una suerte de fuerzas que se introducen dentro de la mente colectiva que impone y obliga  a creer en lo que fabrican, y van llevando por canales ficticios a la opinión, a como debemos pensar  logrando una maraña, una confusión tal que deriva en alto grado a un  gran escepticismo, de desconfianza y resentimiento que logra opacar o imposibilita ver alguna oportunidad clara de entendimiento. Todo ello conlleva al quiebre moral, a la resignación ,y a la impotencia. Lo peligroso de este juego macabro que pretende desmoralizarnos, es que ya desprovistos de principios supremos de dignidad y respeto por la vida, en este mismo caldo de violencia y muerte, la delgada linea que separa a Caines y Abeles, irremediablemente se romperá, e indefectiblemente las leyes del hombre lucirán inútiles porque ya no tendrán efecto ni para unos ni para otros, imponiéndose la Ley del Talión. donde saldrá airoso quien logre imponer su fuerza. De ello dependerá para recomenzar, eliminando de nuestro léxico los términos como héroes o salvadores, así como los mesías, ni cuarteles de milicos, los cuales  siempre terminan aplastando las ideas con sus botas. Es por ello que es hora de pensar, porque la estupidez y el odio lo imposibilitan. Ya basta de tanto pan y circo, esa diversión perversa del comentario malicioso y falaz con que tanta gente se divierte; esa  ignorancia expuesta en la risa fácil; la maldad miserable como norma; la manipulación como esquema permanente y vulgar, que tanto daño hace;  la miseria de la condición humana en la TV,  taladrando cerebros y virtudes hasta convertirlos en esto que vemos a diario: gente riéndose entusiasmada  y aplaudiendo, mientras corta, en su euforia pretendidamente triunfal, la rama sobre la que está sentada. Venezuela en verdad necesita  volver a la civilidad, liderizada por ciudadanos pensantes, gerentes y estadistas, que ordenen las ideas, que reacomoden al país,  en un clima de confianza en nosotros mismos, en  libertad, justicia y  progreso. 

ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES

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