DOS CANONIZACIONES Y UN MILAGRO

Estos  tiempos  que nos han tocado vivir,  definitivamente  marcarán nuestras vidas, para bien o mal, segun sepamos manejarlos y concientizarlos, madurarlos y  sacar el mejor provecho en beneficio de un aprendizaje, una lección de vida. Tenemos que ser cuidadosos, cautos y muy acuciosos, pues la rapidez con que se dan los acontecimientos, no nos permiten absorber de manera sustancial lo que necesitamos, debemos decantar, hasta llegar hasta lo medular, lo esencial...El capítulo Venezuela cada día  pareciera que se complica más, bombardeados de malas noticias, por los cuatros costados, rodeados de violencia, odio y la ferocidad de las palabras que lanzan al viento, mascullando paz y patria, tienen a mas de unos  seriamente confundidos . El quehacer polítiquero y demagogico  nos apabulla, no nos deja  espacio para otra cosa que para quejarnos y acostumbrarnos. Pero hagamos un alto, un break, para apartarnos un momento de nuestro devenenir calamitoso, y miremos lo divino, lo que alimenta el espiritu,  que en definitiva, es lo mas valioso, lo imperecedero... Una de esas armas intangibles que se nos ha ofrecido para que ante lo imposible, combatamos la desesperanza, el odio, enfermedades, y cualquier otro impedimento que nos haga la existencia menos facil:   la fe. Y es fácil pronunciarla, escribirla, aconsejarla,  lo difícil es abordarla desde el fondo de nosotros mismos, es decir, creer inmensamente, sin obstáculos ni otro impedimento, que esa fuerza que emana desde lo más profundo, eso que nos mueve a sentir fuerzas sin miedo, confiados en salir airosos, convencidos de que hemos alcanzado la victoria, a pesar de nosotros mismos.   No es nada sencillo hablar acerca de la fe en un mundo cada vez más incrédulo. Un mundo que ha levantado una infinita cantidad de pequeños dioses que se usan solo de acuerdo a las conveniencias propias. Además, un mundo en el que hay una tendencia cada vez mayor a la creencia de que cada ser humano es un dios o puede erigirse a sí mismo como tal.  Por esa razón, cuando hablamos de fe, no hablamos de ese conjunto de creencias abstractas que de manera particular cada quien va formando a lo largo de su vida. ¡Hablamos de la fe en Dios! Entendiendo que tener fe implica confiar, y se confía porque se reconoce la integridad del ser, el poder para hacer, la fidelidad para responder y la autoridad para ejecutar. Una muestra de esa fe se demostró este  domingo 27 de Abril, primero  después de Pascua y fiesta de la Divina Misericordia,en que  la Iglesia Católica protagoniza un inédito capítulo en sus 2.000 años elevando a los Altares a dos Papas : Juan XXIII y Juan Pablo II, canonizandolos, como  santos. De cierto que, la Iglesia ha cambiado.  Del primero se dice que fue el Papa Bueno, restaurador ,que abrió la Iglesia Católica al mundo para su modernización. y de Juan Pablo, el papa peregrino, y me atrevería a decir, desde mi humide opinión, que el era un milagro en si mismo. Sobrevivió a sus propias desgracias, huerfano a temprana edad, su madre y  hermanos  no lograron vencer  grandes enfermedades, polaco, y nacido en comunismo, al que combatió ferreamente. Es decir que su vida fue un constante triunfo sobre las adversidades que le rodearon. En dos oportunidades visitó a nuestro país, al que siempre expresó alegria de volver a esta tierra de gracia. No sabía yo entonces, que a través de la pantalla del televisor, seria  lo mas cerca que podrìa estar  frente a un futuro santo, y es por ello que ahora comprendo el magnetismo y la fuerza que proyectaba en ese momento, aquella  potente energía que no comprendía.  Fue el Papa que se aproximò mas  a  America Latina, pues de los 104 viajes, 18 los dedicó a este continente. Juan Pablo II fue un pastor  carismático,  que supo interconectarse con los jovenes y los más necesitados. su màxima  "No tengáis miedo" contenìan  las primeras palabras que Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, cuando inauguró su pontificado, el 22 de octubre de 1978. Esas palabras recorrieron, como una melodía, todo su trabajo como Vicario de Cristo, hasta su muerte santa en el 2005. "No tengáis miedo a la verdad de vosotros mismos"; es decir, el Papa propuso superar el miedo "del hombre y de lo que ha creado". En Agosto del año 2007, dos años despues de la muerte del Papa Juan Pablo II, ocurrió lo que se podría denominar un milagro, a mi amiga y comadre Yudith Mercedes Olivo Díaz, la habían sometido a una operación delicada, le habían extraido un tumor alojado en el cerebro, el cual le había comprometido una parte importante de uno de sus ojos. Es decir , era una operación de alto riesgo, y que conllevaba una serie de peligros. Al salir de quirófano, la llevaron a recuperación en su habitación, y alli se encontraban sus familiares. Una tía que fue a la clinica a saber de su estado, le dejó una foto de Juan Pablo II encima de una mesita, (y aclaro que mi amiga nunca había sido devota de él)  y le dijo que ella le tenía mucha fe, que se lo dejaba para que le sanara plenamente, a lo que  acompañada de los otros familiares, salieron de la habitación, quedando sola por unos momentos. Relata mi amiga que ella postrada, con media cara vendada, ya a solas, comienzó  a llorar, y ella percibe como un destello, y ve que proviene de  la imagen del Papa, como si se saliera del marco y escucha una voz ,  que le dice: "¿Porque lloras? "  No tengas miedo." Este testimonio lo develo siete años despues, y justo el mismo dia en que es canonizado Juan Pablo II, porque creo que se lo debía.  Mi amiga gracias a Dios y  a Juan Pablo II,  es un milagro que celebra la vida, 
hoy está sana, los médicos se asombraron de que a pesar de la magnitud del tumor, no hubo secuelas, y hoy se encuentra felizmente curada, al lado de sus bellas hijas. Desde ese momento Juan Pablo II ya había comezado a obrar milagros, por lo menos asi lo creo. 

 «Para liberar al hombre contemporáneo del miedo de sí mismo, del mundo, de los otros hombres, de los poderes terrenos, de los sistemas opresivos, para liberarlo de todo síntoma de miedo servil ante esa “fuerza predominante” que el creyente llama Dios, es necesario desearle que lleve y cultive en su propio corazón el verdadero temor de Dios, que es el principio de la sabiduría.» -  Cruzando el umbral de la esperanza - Juan Pablo II.

ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
27/04/2014

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