MUERTE EN LA CANCHA




La escena se ha vuelto un tanto recurrente: después de un saque o una jugada: el deportista se lleva las manos a la cabeza y se desvanece. A los pocos minutos se informa de la muerte del jugador.  El jugador Fabrice Muamba, del equipo de futbol inglés Bolton Wanderers, sufrió un paro cardiaco en pleno campo de juego. Se disputaba el minuto 41 del segundo tiempo. El marcador indicaba un empate del Bolton frente al Tottenham.  Desde el caso del camerunés Marc-Vivien Foé, de 28 años, que durante la semifinal de la Copa Confederaciones en Lyon murió de un paro cardiaco, allá en el año 2003; pasando por el mexicano Antonio de Nigris, que en el 2009 murió de un paro cardiaco en su casa después de disputar un juego. La larga lista de la muerte en el campo de juego no cesa. De hecho en el mes de agosto del 2007 en menos de una semana, cinco jugadores del futbol profesional murieron por problemas cardiacos: el 28 de agosto el futbolista español del Club Sevilla, Antonio Puerta (22 años), que sufrió varios paros cardiacos mientras jugaba; el 29 de agosto el africano Chaswe Nsofwa (27 años), se desempeñaba para el club israelí Hapoel Beersheba, murió poco después de entrenar; el 30 de agosto el jugador de voleibol francés Cédric Schlienger (26 años), se desvaneció en el club deportivo Chaumont y murió poco antes de llegar al hospital; 31 de agosto, el delantero del Atlético Sobrarbre, de España, Angel Arenales (31 años), después de anotar un gol que le mereció la ovación del estadio. Murió al entrar a la zona de vestidores; el 1º de Septiembre, el futbolista del club ecuatoriano Chimborazo de Quito, Jairo Nazareno (21 años), después de un partido comenzó a sentir dolor en el pecho que le causó la muerte repentina. Si bien no hay una causa precisa y única de la muerte súbita de deportistas de alto rendimiento, uno de los principales síntomas que apuntan algunos médicos del deporte es a un extremo esfuerzo físico. Una estadística al respecto: alrededor del 80% de los casos de muertes súbitas en deportistas menores de 35 años es por problemas cardiacos. Un dato contundente es aquel que nos dice que en poco más de 15 años la cifra de futbolistas muertos en pleno campo de juego supera los 26. Veintiséis almas que entregaron su esfuerzo físico y mental en el campo de juego. Deportistas todos ellos que cuentan con chequeos médicos y alimentación equilibrada. Pero una cosa es cierta, y creo que es una de las principales lecciones que nos dejan noticias de este tipo: el deporte de alto rendimiento demanda mucha energía física,  por lo que es necesario que los deportistas, sus entrenadores, directivos y médicos tomen conciencia de que esos cuerpos necesitan un descanso. Aunado a esto, es menester crear conciencia, pues estamos ante un negocio como es el fútbol profesional, el cual demanda cada día más de sus jugadores, para fabricar goles, que es lo que mantiene a esta industria, y en ese sentido, bajar la presión y proteger mas a la condición humana del jugador. El centrocampista italiano del Livorno Piermario Morosini, de 25 años, se ha convertido en la última víctima de la lista de jugadores que han perdido la vida mientras disputaban un partido o se entrenaban, en su caso, debido a un problema cardíaco. Morosini falleció tras desplomarse por una crisis cardíaca en pleno partido de la Segunda División (Serie B) de la Liga de Italia. La mejor forma de disminuir la incidencia de este terrible evento es la prevención, utilizando medidas de evaluación a deportistas en forma general, incluyendo exámenes médicos y de gabinete. Existen cuestionarios enfocados para valorar signos, síntomas y antecedentes cardiovasculares, que deben aplicarse a toda aquella persona que inicie con un programa de ejercicio físico, sea niño o adulto, y así encontrar en ellos factores de riesgo que pongan en peligro su vida durante la práctica deportiva. Chequeos y Prevención: El único antídoto.  La muerte súbita en jóvenes atletas es un acontecimiento infrecuente pero catastrófico y difícil de entender en un mundo donde los avances científicos y tecnológicos se encuentran en su máximo apogeo. Países desarrollados, como Italia, que cuenta desde 1971 con una ley de protección médica para actividades deportivas, obligan a sus deportistas a obtener un certificado de idoneidad previo a la competición; Argentina no cuenta con esto. Varios profesionales de la salud sostienen que de llevar a cabo este procedimiento se detectaría a un deportista de cada 200. 000 en riesgo de padecer muerte súbita. Y mas allá de lo que significa la pasión deportiva, específicamente por el futbol en nuestros jóvenes, los cuales siguen a sus ídolos, y quieren ser como ellos, persiguiendo un sueño que hacen propio, de integrar algún día un equipo y jugar en estadios famosos, y lograr un posición económica ideal, pero que por inconsciencia, ignorancia o por otras razones,  puede que el sueño se transforme en una triste historia…                                     
Teniendo en cuenta que la prevención es la única manera de enfrentar un desenlace fatal, tendría que existir en nuestro país políticas en las que estos controles sean obligatorios, al menos en deportes de máxima exigencia física. Dejando de lado el coste económico que estos procedimientos implican y haciendo prevalecer la vida de nuestros deportistas.

ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
16/04/2012

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