LA URGENCIA Y LA INMEDIATEZ

La urgencia y la inmediatez sean las reglas a seguir es un imperativo social y cultural, que en la actualidad con la idea del progreso, la eficiencia y la valoración por la adquisición se convierte en un híper valor. Es así como los hábitos de la sociedad actual reflejan todo ello, tales como las compras a crédito, los tratamientos express para adelgazar o los medicamentos para dormir.La pérdida de la paciencia se debe principalmente a la desvalorización del tiempo, ya que “existe un sistema de creencias propio de esta época que nos lleva a desvalorizar las prácticas que legitiman la necesidad de los procesos, los cuales requieren del paso del tiempo, de esfuerzo, de voluntad y de compromiso.
La cultura de la inmediatez ha conformado a una nueva generación, llamada Z o del Bicentenario. Ésta está constituida por niños que nacieron entre 1993 y el 2000, y se caracteriza por estar bien informados, al momento de nacer ya existía Internet, los celulares y la TV por cable se encontraba masificada. La actual generación Z es multifuncional, siendo capaces de hacer varias tareas al mismo tiempo, lo que da como resultado una fuerte estimulación visual y auditiva. Como consecuencia de ello, no son capaces de mantener la concentración por un largo tiempo, necesitando así cambiar rápidamente las actividades para no aburrirse.
Los jóvenes quieren apenas graduarse luego de la universidad, tener un apartamento, un carro, viajar, en fin obtener un estatus de vida que no se logra en meses,  no entendiendo que hay que hacerlo progresivamente. De igual forma pasa con los funcionarios públicos, quieren hacerse una fortuna recien ingresan, no entendiendo que eso depende de tu capacitación, jerarquia, antiguedad, meritocracia, etc.
Carl Honoré escritor canadiense y gurú anti- prisa , en su primer libro, "Elogio a la Lentitud", que fue un éxito de ventas,  recomienda a aquellos lectores apresurados "hacer menos cosas, desenchufarse de la red e integrar en su vida un rito lento".
"La revolución lenta va a ser lenta, no vamos a cambiar el mundo de la noche a la mañana porque hemos vivido por lo menos 150 años de aceleración constante."
"Pero durante ese periodo, la velocidad hizo más bien que mal, aunque en los últimos diez años el péndulo se ha movido hacia el otro extremo".
Carl Honoré está convencido de que el malestar que hay en el mundo es debido a la falta de ese contacto humano "que se sacrifica en el altar de la velocidad".
 "Estamos atrapados en la cultura de la prisa y de la falta de paciencia. Vivimos en un estado de constante hiperestimulación e hiperactividad que nos resta capacida de gozo y nos roba la posibilidad de gozar la vida. " Carl Honoré



ISABEL VIRGINIA CHIRINOS FLORES
21/05/2016

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